Algún día todas las familias tendrán algo así…

Foto: Lidia Estela

junio 21, 2010

Pequeña (gran) historia verídica

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Dory siempre nos hablaba de Evelyn.

Desde chiquitos escuchamos repetidamente la historia de la “alemana, rubiecita, divina…” que ella tuvo como alumna de primer grado en el Colegio Misericordia allá por 1939/40.

Sobre el fin de la 2da. Guerra Mundial y ante la inminencia de la derrota alemana, sus padres la enviaron a la Argentina, donde vivían sus abuelos.  No conocemos bien esa parte de la historia pero lo cierto es que ocupaban un gran chalet sobre calle 3 en la manzana de lo que por entonces era ‘la Usina de La Plata’, ubicada entre las calles 3, 4, 44 y 45, donde se generaba  -o se distribuía-  la energía eléctrica de la ciudad.

El Colegio Misericordia estaba  -y está-  en calle 4 entre 43 y 44, y allí fue inscripta Evelyn, que al principio, lógicamente, no hablaba una palabra de castellano.  Dory fue su primera maestra.  La que además de enseñarle a leer y escribir, también la ayudaba a aprender a hablar. Y la mimaba…

“Era preciosa, con un pelo rubio larguísimo…  Yo la sentaba en mis faldas, le hacía trenzas, lo cepillaba… y ella me miraba sin decir nada, con esos ojos celestes, enormes…”, nos contaba siempre.

Eddy, Willie y yo crecimos escuchando la historia de Evelyn, que Dory repetía con añoranzas como si aquella alemancita misteriosa y desconocida hubiese sido la hija que nunca tuvo, nuestra secreta casi hermana.

“¿Y qué fue de su vida?  ¿La volviste a ver?”, preguntamos más de una vez.

“No. Nunca más supe de ella…”, respondía Dory con un dejo de tristeza.


  
Pasaron los años (muchos) y el 15 de mayo de 2002 falleció papá, el inolvidable Guica, ése que con su serenidad y su sabiduría aún hoy sobrevuela mi existencia casi a diario. 
  
Dory estaba allí, en su velatorio, bancándose con resignación la partida de su esposo desde hacía 60 años, su compañero de toda la vida.

Y fue entonces que ocurrió.  Una mujer grande, regordeta, rubia, con enormes ojos celestes, se acercó con un pequeño ramo de flores entre sus manos.  Se paró tímidamente delante de ella y no dijo nada…

La mirada que cruzaron atravesó más de seis décadas, traspasó el tremendo dolor del momento que mamá vivía, y se convirtió finalmente en una frase que, mirando fijamente dentro de esos grandes ojos celestes, Dory pudo pronunciar con firmeza: “Vos… sos Evelyn…”

Se abrazaron y lloraron juntas durante un buen rato.



junio 06, 2010

Federico Randrup - Puedo ver a través de tus ojos (“al Cholo…”). 
Hola, primos… Quiero compartir con ustedes el video que hice para mi hijo Pedro, (a) ‘el Cholo’.  
La música y la letra son de La Portuaria.
Los videos de Juana y Emma están en elaboración y vendrán más adelante.