Algún día todas las familias tendrán algo así…

Foto: Lidia Estela

diciembre 25, 2012

¡¡Nació la Sbarrita N° 64..!!


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Hola primos..!! 
Me voy a presentar ya que nadie lo hizo todavía y ayer (24/11/12) cumplí un mes!!!
Soy Mora Wainer Balut, la Sbarrita Nº 64, modelo 2012 (en pocos días más voy a ser modelo viejo).
Soy hija de Ana Balut y Ezequiel Wainer, y como soy la tercera de esta familia, ni fotos me sacan!  Por eso aprovechando el lío que armaban mis hermanos y mi primita con el tema de Papá Noel y en medio de la confusión generalizada agarré la cámara de la abuela Diana (que ni la sabe usar) y ¡tarán! ...me saqué la foto!!
Salí con una cara un poco de loca pero es por el esfuerzo que hice. Ya les mandaré otras mejores.
Saludos a todos y encantada de que me conozcan.
Ah, la familia bien...
besos,
MWB.

septiembre 18, 2012

Sbarras por el mundo: Willie y Vilma en USA y Canada


El texto que sigue fue enviado por Willie hace ya un par de meses pero no pudo ser publicado por problemas exclusivos del editor, felizmente ya superados. Esperamos, a partir de ahora, retomar la regularidad en las publicaciones.
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Hola primos y sub-primos..!!
Quiero compartir con ustedes algunas vivencias de un viaje muy lindo que Vilma y yo acabamos de hacer en tres etapas.


Unos días como vecinos de Brooklyn

Nuestra primera etapa, que duró cinco días, se desarrolló en Brooklyn. Este barrio, como ya saben, está frente a Manhattan, cruzando el East River por cualquiera de los tres puentes.  Los tres famosos, los tres hermosos.

El viejo (1882) puente de Brooklyn, de piedras y cables de acero
Brooklyn es mucho más grande que Manhattan, pero la parte más bonita y conocida es la que está allí justo enfrente, donde llegan los puentes. Brooklyn Heights (los Altos de Brooklyn) se llama y tiene algunas lomas que resaltan su condición de mirador.  Es tranquila, residencial, disimuladamente muuuuy bacana, con cierto aire de hábitat de escritores y gente sin apuro. Y así es la vida diaria allí: lenta y apacible.  Entremezclados hay todo tipo de negocios lindos, más pequeños, muy bien provistos.

Nuestra calle. El de ladrillos amarillos es nuestro departamento
¿De qué vivirá este tipo como para estar paseando el perro a esta hora por la Promenade? ¿Y esta otra en monopatín? Hay muchos bares y restaurantes orgánicos, que no venden coca cola ni usan microondas; todo tiene que salir de huertas orgánicas acreditadas, casi todo es vegetal; tienen tiempo... (!)

El otro puente de Brooklyn (de acero)
Allí estábamos instalados como auténticos vecinos del Heights, en un departamento que alquilamos a través de un sitio web que se llama airbnb, que alquila propiedades que están en uso por sus propietarios pero que, durante los días en que te alquilan el lugar, se ubican en otro lado (la mamá, el amigo, etc), y te dejan la casa con todo funcionando: mayonesa en la heladera, los cajones llenos de cosas personales, objetos, relojes, todos los libros (me encanta espiar la biblioteca ajena!), compacts, la Mac en la mesita del comedorcito, ropas (me probé una campera muy canchera pero no me daban los hombros... ni la panza).  Y toallas y sábanas limpias. Todo de muy lindo diseño, pinturas, muebles, mucha onda, y mucha limpieza. Bastante nuevo todo, gran tele (acá tampoco había microonda, así que Vilma estaba perdida!) de manera que a la mañana te levantás sin mucho apuro, metés unos panes orgánicos llenos de semillas en el tostador (el tostador parece que sí está permitido), hacíamos el mate ~nos llevamos unos paquetitos de yerba Amanda~ y luego, a caminar.

El café de enfrente de casa. Todo muy orgánico
Parques, mercados, justo coincidió con el sábado y el domingo, días especiales para los mercados y la dispersión. Y pateamos un montón. Había sol de primavera, así que por todos lados había gente paseando.

Esta noche, Pedro's está que arde
El domingo fuimos con un arquitecto amigo de Eddy, Tincho Badie, que vive en NY hace siete años, a pasear en su auto por zonas periféricas, algunas pintorescas y otras en desarrollo. Terminamos comiendo en un restaurante polaco, riquísimo, en Greenpoint, el barrio polaco de Brooklyn (todos los carteles en polaco, etc).

Greenpoint, el barrio polaco
El lunes, cuarto día, llovió así que tomamos el subte a Manhattan (nos resistíamos un poco) al espectacular Museo de Historia Natural, y luego seguimos pateando por allí todo ese barrio que se llama West Side, que antes era un barrio de pandillas (dio origen al famoso musical West Side Story) y hoy es un barrio re-bacán. Todo Manhattan está muy cotizado, limpio, hermoseado y seguro. Es increíble la transformación que fue teniendo esta ciudad desde nuestro primer viaje en 1981 hasta llegar a hoy. Al final del día volvimos a nuestro barrio, ya casi criticando la vida vertiginosa de Manhattan (¡ja!).

En Brooklyn hay muchos tanques de agua como estos, de chapa de zinc,
como los tanques australianos de nuestras pampas
El quinto día nos quedamos conociendo la zona cercana a casa, no fuera cosa de contagiarnos el frenesí de aquella gente de enfrente, loca y alienada. Hay por allí muchos barrios en ascenso, en los que hacen emprendimientos de vivienda, cultura, entretenimiento y en pocos años se transforman y van entreverando zonas 'cool' con talleres y galpones y conventillos.

Nuestro barrio en Brooklyn
Ya con algo de nostalgia dejamos la casa. Es increíble, ya que de Michael, nuestro anfitrión, no sólo no conocimos la cara sino tampoco su voz. 'Les dejo la llave en el Lavadero de la esquina en un sobre a nombre de Vilma' nos puso en un mail. Bien, bien. Luego se contactó en seguida para ver si necesitábamos algo, y así seguimos, mail va y viene. Finalmente acordamos en dejar la llave adentro cuando nos íbamos y así hicimos.

El borde del barrio polaco
Nos fuimos por la empresa de vuelos de bajo costo Jet Blue a Buffalo, estado de NY, donde recogimos un auto, un bote norteamericano enorme, que nos parecía exagerado hasta que llegamos a la calle y vimos que era uno más del montón!

Y partimos hacia Niagara Falls, el punto de inicio de nuestra segunda etapa.

La Promenade, la costanera peatonal de Brooklyn.
Enfrente, Manhattan 

Una vuelta por Canadá

Las cataratas del Niagara están sobre ese mismo río, que es frontera entre los dos países. Del lado estadounidense hay un parque y se puede caminar a distintos puntos para mirarlas, las ves desde muy cerca, se siente el rugido del río y alguna llovizna, según el viento. Son fantásticas.

Enfrente, Canada

Todas las caídas de agua de la Tierra son espectaculares y éste es un río caudaloso que ya viene embalado por un gran tramo de rápidos, así que cuando se decide a saltar lo hace con furia.  Los canadienses tienen una situación geográfica privilegiada, que han explotado muy bien ya que desarrollaron una larga costanera que resulta una excelente platea del espectáculo. Toda la ciudad vuelca allí, hoteles-casinos con restaurante giratorio arriba de la torre, máquinas tragamonedas, discos, contingentes estudiantiles tipo Bariloche, un parque de diversiones con la 'vuelta al mundo'. No conozco Las Vegas, pero parece que quisiera ser algo así, aunque creo que de menor vuelo.

Los edificios conviven junto a la naturaleza
Para quien conoce nuestras cataratas, rodeadas de selvas preservadas, el entorno puede sorprender por lo urbano; ese caótico 'skyline' (el perfil de la ciudad) enmarca esta maravilla de la naturaleza. De cualquier modo, las cataratas están allí y son espectaculares.

Hay gran cantidad de miradores. Se pueden ver desde muy cerca
Para hacer honor al ambiente anti-orgánico de Niagara Falls almorzamos en un Burger King y seguimos 15 km a un pueblito que nos recomendó Mora, que estuvo hace poco por estos pagos, Niagara on the Lake, que está donde el río Niagara desemboca en el Ontario, uno de los Grandes Lagos. El pueblo es precioso, todo impecable, pintoresco, muy histórico y sobre ese río se dieron algunas palizas los dos países antes de amigarse.  En las dos costas la gente estaba jugando al golf o tomando sol en los veleros.  Pero, cómo... ¿hoy no es miércoles?  ¿esta gente salió más temprano del laburo?

Toronto es la cuarta ciudad de América del Norte, después de NY,
Los Ángeles y Chicago
Como estamos cerca del Norte, en esta época el sol se pone muy tarde y oscurece como a las 9, así que llegamos a Toronto (200 km) con las últimas luces; fuimos entrando por las autopistas a su impactante perfil iluminado, un pequeño Manhattan pujante y multirracial. 

El fantástico perfil de Toronto
Tan cosmopolita es que no sé cuántos de los que vimos en esa ciudad habrán nacido allí, pero todos hablaban peor que yo. Tiene su Chinatown, su Little Italy, Portugal, Jamaican, Greek, y no sé cuántas comunidades agrupadas más. Mucha vida cultural y es súper segura. Tiene uno de los estándares de calidad de vida más altos de América, o el más alto. Espacios para el deporte (el más popular es el hockey sobre hielo, y lo miran por tele y se conocen los nombres de los jugadores, fijate vos...), islas sobre el lago para esparcimiento, gran actividad económica. Los negocios abren a las 11 y cierran a las 9, al menos en esta época del año. 


Muralismo en Toronto. La Municipalidad provee de
pintura a los artistas. Increíble...
Los tipos la pasan re-bien y ahora con la primavera estaban de festejo corrido hasta tarde, dale que dale. Nos fuimos a dormir y los demás seguían. Bueno, tal vez los viernes entren más tarde.

Montreal, Quebec
En la ruta boscosa y agrícola los carteles fueron incorporando el idioma francés, y a 500 km entramos en la provincia de Quebec, y a su ciudad principal, Montreal, la segunda francoparlante del mundo después de París. Es otra potente ciudad con puerto sobre el Rio San Lorenzo y un importante downtown (ojo, se dice Centre-Ville), una gran universidad, activa movida artística, famoso festival de cine y otro también de Jazz, mucha gente en la calle, la Village (el gran barrio gay), la Vieux Montreal junto al puerto, el Mont-Royale que dio su nombre y su ladera al asentamiento de cazadores y curtidores de pieles franceses que se instalaron allí hace siglos. Recuerdo que Guica y Dory conocieron Montreal cuando fueron a visitar Boston, invitados por Eddy en 1978. Seguramente habrán andado por estos mismos lugares.

Nos alojamos, un poco por casualidad, en un edificio moderno y colorido que es uno de los dos dormitorios para estudiantes que tiene la universidad. Por su simpleza y austeridad nos recordaba al hostel que nos reunió en Aarhus, aunque éste era un poco más confortable y nuevo.

Instalación artística en las calles de Montreal
Aquí, en Montreal, se estaba montando una instalación artística el sábado la mañana. Un tipo, que ya está bajando la escalera (ver arriba), ayudó a subir y sentarse en la silla aplicada a la pared a una señora mayor, te diría de 80.  Luego retiran la escalera y se queda la señora allí (le ponen un cinturoncito de seguridad) por unas dos horas.


Todo el mundo le saca fotos y la señora lee o teje o sonríe. Luego viene otra persona y la reemplaza, al rato a ésta la reemplaza otra, y así sucesivamente...


Hay protestas estudiantiles pacíficas estos días por las calles y un despliegue policial desproporcionado al manso reclamo. Parece que acá, como en Londres y en Chile, las matriculas son muy caras y se hace difícil acceder a la educación. El periodismo estaba muy atento a eso, especialmente los ingleses: si se prende una mecha a veces replica fuerte en otros lados.  También había carteles 50+1, que es la consigna de los quebequois de que con la mitad más uno de los votos se pueda modificar la constitución que les impide separarse de la otra Canadá.
Protesta en Quebec
El río Saint Laurent fue y sigue siendo el eje de desarrollo de todas estas ciudades, incluso de Chicago, ya que desde tiempos tempranos (1810!) lo vincularon a este río con los Grandes Lagos y los barcos desde Europa llegaban hasta el centro del continente, y exportaban granos, pieles y maderas y luego productos industriales. Hasta los años 70 Montreal era la primera ciudad de Canadá y allí se organizaron Juegos Olímpicos en el 68, pero luego Toronto fue acaparando actividad económica y se convirtió en el centro financiero y político del país. Es interesante esto de la competencia entre las ciudades por atraer actividad, turismo, cultura, inversiones.


Muralismo en Quebec. ¿Dónde termina la arquitectura
y comienza la pintura?
A 300 km de allí, la europea, amurallada, romántica, pintoresca, pueblerina Quebec atrae a un turismo más tranqui.  Ya el río es más ancho, se va abriendo hacia el Atlántico, estamos más al norte y se siente algo como que después de acá ya deben estar los osos y las focas.  Los carteles en la ruta, que hasta allí advertían sobre la posible aparición de ciervos, tienen la silueta de un reno, con su gran cabeza y sus cuernos gordos.


Más muralismo. La historia de Quebec en una medianera
Nos alojamos en el Vieux Quebec, en un Bed & Breakfast muy bonito y antiguo, con un ambiente hogareño, de cinco habitaciones. Hay que sacarse los zapatos en el hall de planta baja y ponerse unas medias-pantuflas para andar. La casa está llena de mapas, cuadros, piano, órgano y objetos interesantes por todos lados. Greg, el anfitrión, prepara una mesa grande para el desayuno colectivo, con los manteles y cubiertos de su abuela, lleno de platitos y mermeladas. Parece la mañana de Navidad.


¿Norte de Europa? No, Quebec
Los 700 km que tenemos para llegar a devolver el auto en Nueva York los hacemos con una escala en un pueblo en Vermont, ya en Estados Unidos. Esta es un área montañosa, bella y boscosa, muy visitada por los habitantes de las grandes ciudades cercanas. No sé si llega a ser pueblo o una especie de parada de diligencias moderna donde están las 'instituciones' básicas: hoteles, locales de pollo frito, farmacia, gasolinera, agencias de autos, restaurantes americanos. Las residencias están más dispersas. 

Nos acodamos en la barra del Pub 99, donde la gente miraba basketball en las teles, pedimos pata de pavo con tocino y salsa roja y celebramos el cumple de Vilma. Dale que dale a la cerveza de Vermont.

Vilma sigue brindando. Va por el tercer chopp...
Al dia siguiente el GPS nos guió fantásticamente por puentes, autopistas y caminos hasta devolver el auto en el East Village de Manhattan, que estaba a pleno cuando llegamos al final de la tarde.  Éste sería nuestro hogar los próximos cinco días.

Skyline

Estudio sociológico sobre algunas tendencias de comportamiento colectivo. Breve ensayo.

En Manhattan el Chinatown es bien grande, hiperactivo. Va invadiendo y diluyendo a su vecina Little Italy. Un insólito mercado de alimentos exóticos, patos al caramelo y chucherías, masajes orientales, restaurantes (chinos!). Y joyerías horribles (una al lado de la otra!). Y casas que venden muebles dorados muy pretensiosos, un gong o kimonos. 

Gran actividad en Chinatown
Está lleno de subsuelos a los que se entra por escaleritas desde la calle, que son ¿depósitos? ¿comercios? A algunos cualquiera puede entrar a comprar y otros no están abiertos claramente a cualquiera, hay una puerta pero está entrecerrada o algo así. Otros atienden en un pequeño zaguán.

Chinatown. El local más chiquito
Las verduras son extrañas piezas biológicas y en las pescaderías venden peces vivos, todos apretados en fuentones con agua insuficiente y asquerosas anguilas resbaladizas que la gente (chinos!) pone en su bolsa y van sacudiéndose mientras sus dueños caminan. Las veredas están medio mojadas por las pescaderías, las baldean pero no parece limpio de todos modos. De golpe en la calle son todos chinos, viejos con aspecto de sabios o jóvenes teñidos de rubio.

En medio de toda esa pacífica turbulencia se adivina que hay algo (o todo) que esta al filo de la legalidad. Uno mira y sospecha que es como un témpano, donde la mayor parte (de lo que pasa) no se ve.  Tal vez no sea así y sea la propia distancia que se tiene con todo eso lo que hace buscar otra explicación.

Zapatería
Al cruzar Canal Street pronto reaparecen las caras occidentales y de a poco aflojan los carteles en chino. Estamos entrando en el Distrito Financiero, nada menos. Todo es superprolijo, supervigilado, impecable. Un poco más atrás se ve crecer al edificio que reemplaza a las Torres Gemelas, ya bastante avanzado.  Y enseguida se llega a Wall Street: desde aquí se maneja el mundo. O se pretende.

El distrito financiero, prolijito
NY tiene la característica de mutar sobre sí misma. 'Ahora se desarrolló tal o cual barrio', siempre se escucha eso. Uno de los últimos es el Meat Packing District, donde siempre hubo mataderos y enormes camiones y frigoríficos. Pero ahora esta actividad se ha desplazado vaya a saber adónde y los galpones dieron paso a cantidad de tiendas muuuy finas, restaurantes exclusivos, galerías de arte.  Entre medio todavía quedan algunas empresas carniceras, con sus camiones frigoríficos que maniobran en medio de la calle con tipos que bajan con delantales y botas blancas manchadas de sangre.

El parque elevado. Paisajismo silvestre no muy dominado por el jardinero
Había allí un tren elevado que corrió por esta zona hasta hace varias décadas y luego se desactivó y quedó abandonado. Parece que hubo varias propuestas para demoler esas estructuras oxidadas, que cruzaban esta área afeando el barrio.  

Caminata por el parque lineal elevado
Finalmente, hace tres años se inauguró un parque lineal elevado, como un puente continuo que está buenísimo, que se llena de gente que va a caminar y que está muy forestado: un jardín frondoso a 5 metros de altura, con bancos y miradores que atraviesa edificios y calles, ahora reivindicadas. Mide ahora unas 15 cuadras, pero cuando lo terminen llegará a veintipico. Buenísimo. Estas ciudades tienen un enorme respeto e inversión por el espacio público. Están siempre iluminándolo, limpiándolo y equipándolo.

Los locales de Apple
De golpe, caminando por las calles de esta ciudad de la que surgen influyentes formas de comportamiento colectivo, manantial de imágenes globales, centro emisor de furiosas modas, yo  -justamente-  me sentí en la cresta de la ola: si señores, aquí se han puesto de moda las alpargatas. Tenía puestas en ese momento (cálida primavera) mis Banderita Platense, y sentí una justa y demorada reivindicación a mi perseverancia y mis convicciones, canejo.

Mis alpargatas
Tengo que reconocer que las que allí ofrecían tenían unas telas recancheras y las suelas no son una gomita que te deja 'palpar' las piedritas del suelo; eran más firmes y decididas, estaban realmente muy buenas. Claro que salían U$S 60, mientras que en el chino del Camino Belgrano éstas las había pagado 20 pesos. Pero allí están, ahora esparciéndose por el mundo, mis compañeras alpargatas. ¿Vieron?

En cambio otra tendencia que detecté aquí, con fuerte impulso, me bajoneó y me hizo dudar de la inteligencia y la justicia de las modas. Muchachos, ahora se viene el jopo. Tipo Elvis o Archie. Se terminaron los hombres flequilludos. 

Con jopo
Pero resulta que para lucir un buen jopo hay que tener volumen de pelo. Practiqué frente al espejo de nuestro hotelito, pero no hay caso. Hay que tener mucho pelo, cabello pelopincho, che. O medio grueso, pesado, para dar el muñecazo justo. Y no se te tienen que hacer rulitos con la humedad...  ¡Sonamos!

Sin jopo

Un abrazo, pibes,
W (07.07.12)

junio 10, 2012

Mariano, el Capitán

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En el Rugby, ser Capitán del equipo tiene un significado muy especial.


La Capitanía es, en primer lugar, un honor. Pero entraña, paralelamente, una enorme responsabilidad. No se espera que el Capitán sea el mejor jugador del equipo (aunque a menudo lo es) pero sí que sobresalga en todo. Debe dar el ejemplo dentro y fuera de la cancha y su comportamiento y sus actitudes siempre marcan el camino que sus compañeros deben transitar.

Durante el juego el Capitán tiene la voz de mando.  Es el único que puede dirigirle la palabra al juez y es quien debe tomar las decisiones e indicar qué debe hacerse en cada caso. Debe alentar a sus compañeros, ordenarlos y, si fuera necesario, mantener la disciplina dentro del grupo.


En La Plata Rugby Club haber sido Capitán del primer equipo equivale a portar, por el resto de tu vida, una distinción que los demás reconocen muy especialmente.  Sobre una de las paredes del quincho del Club existe una gran marquesina de madera en la que figuran, año por año, los nombres de todos los que fueron Capitanes del primer equipo.  Es una especie de reconocimiento permanente para que todos los que pasan por allí conozcan sus nombres (para ver la lista completa, click aquí).

Yo tuve el honor de ser Capitán del primer equipo en 1972, año en que salimos campeones y recuperamos la categoría (División Superior) que habíamos perdido la temporada anterior.  Por muchas circunstancias, ése fue un año inolvidable para mí.

Mariano Montequín  -Marianito, para la familia; Mané para los amigos-  brillante jugador y mejor persona, fue uno de mis compañeros en aquel memorable equipo, junto con Pablo Balut, luego esposo de Diana. Los tres jugamos juntos casi todos los partidos de la temporada y nos dimos el gusto de devolverle al Club el lugar perdido el año anterior.

Ascenso 1972 - Parados: 4to: Pablito Balut; 6to: Dickie; 7mo: Mariano
Dos años después, en 1974, fue Mariano quien ocupó el honroso cargo de Capitán del Club, pero no pudimos jugar juntos porque una seria lesión en mi rodilla me mantuvo fuera de las canchas toda la temporada.

Mané era pasional pero inteligente y de muy pocas palabras, con una capacidad excepcional para comprender el juego desde adentro y, sobre la marcha, indicarle a sus compañeros qué era lo que había que hacer.  Fue también un extraordinario jugador de seven y a fines de 1974 capitaneó el equipo que ganó el tradicional Seven Nocturno del Club Daom, en el que participaban los equipos más importantes de la Unión. 

Tres años después, el 6 de diciembre de 1977, Mariano sería secuestrado y desaparecido para siempre (para conocer detalles de aquella noche terrible, click aquí).

El famoso seven de 1974. Mariano, el 3ro de arriba
Hace pocos meses, durante una cena en la que todos los años se convoca a los jugadores de todas las épocas que han pasado por el Club, se hizo un homenaje especial a los Capitanes, mencionándolos y entregándoles un banderín conmemorativo.


Recibí el mío, con orgullo y alegría, y cuando dijeron “1974... ¡Mariano Montequín!”, fui otra vez yo quien subió al estrado para recibir el banderín correspondiente, pero esta vez con un tremendo nudo en la garganta.


Me entregaron el banderín de Mariano, que recibí muy emocionado, y fue en ese momento en que, poco a poco, se empezó a escuchar un murmullo que empezó en voz muy baja pero que inmediatamente inundó todo el salón durante varios minutos: “¡¡Mariaaaaano..!! Mariaaaaano..!!”

Mantuve como pude mi sonrisa dibujada en la cara pero cuando volví a mi mesa tenía el banderín de Mané estrujado en mis manos y mi cara bañada en lágrimas.

Dickie


mayo 01, 2012

Sbarras por el mundo: Eddy y mellizas en Australia y Nueva Zelanda


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Ayers Rock, o Uluru, es la formación rocosa más famosa de Australia

Hola primos y sub-primos..!!

Hace tres años, cuando cumplían 14, Victoria y Macarena me dijeron que querían hacerme "un pedido especial" referente a un viaje.  Estaban impactadas por la película "Australia", con Nicole Kidman, y por otras cosas que les atraía de aquel país, y querían, si era posible, viajar allí.

Me llevó tres años lograr la organización y la economía para el viaje, pero a fin de enero pasado vinieron a visitarme a New Orleans y unos días más tarde desde allí iniciamos nuestra aventura por Oceanía.

En el avión, a punto de partir desde Los Angeles
El primer punto que tocamos fue Brisbane, la tercera ciudad de Australia en tamaño, donde visitamos el Australia Zoo, escenario en el que se han filmado muchas de las secuencias de Animal Planet con Steve Irwin. 

Tienen canguros, cocodrilos, avestruces (llamados emus), perros salvajes (dingoes), víboras y muchos más.

Macarena y Victoria con ositos koalas
Victoria y Macarena, que adoran los animales de todo tipo, disfrutaron muchísimo del lugar.

Victoria juega con un canguro. Macarena eligió una víbora.
Luego visitamos Cairns, que tiene extensos arrecifes de coral e hicimos snorkeling para explorarlos.

Snorkeling en Cairns
De allí viajamos al desierto de Australia, que llaman Outback, y tiene arbustos chiquitos y duros como en las más hostiles regiones de la pampa y un calor penetrante e impiadoso.

Atardecer en las rocas
Símbolo de esta zona y en realidad de todo Australia, es una enorme roca roja llamada Ayers Rock, o Uluru por los aborígenes, de unos 3 km de largo, 2 de ancho, y casi 1 de alto proyectándose hacia arriba curiosamente desde un desierto plano también de tierra roja donde no hay otra cosa.

Macarena hace piruetas en Ayers Rock
Esta región de Australia tiene dos pestes horribles: una son las hormigas, que caminan a una velocidad vertiginosa en todas las veredas y parecen no deshidratarse al sol...

Victoria molesta a las hormigas en el Outback (desierto)
La otra peste son unas moscas chiquitas que te vuelan delante de la cara y se te meten en los ojos, la nariz, la boca y los oídos. Muchos compran unas redes para ponerse alrededor de la cabeza y evitar las molestias.

Cómo pelar una oveja en 6 minutos
Nuestro último punto en Australia fue Sydney, ciudad moderna y cosmopolita del más alto nivel. Sujetos por seguridad con un cable de acero, trepamos a pie hasta el tope del puente de bahía de Sydney, un puente majestuoso, de estructura metálica, que cruza el estuario y permite la visión de toda la ciudad desde arriba. ¡¡Fue fabuloso!!
Escalar el puente de Sydney, para lo cual te dan trajes especiales, es fantástico

Vicky planea en el Sydney Harbour Bridge
También asistimos a una obra de teatro ("Midsummer") que daban en el famoso teatro de operas que tiene un techo de audaz diseño con una secuencia de arcadas muy agudas y aparece en casi todas las fotos de propaganda turística de Sydney (también se ve en la foto de arriba, atrás de Vicky).

Victoria y Buda
Fuimos también a dos de las playas de Sydney: Manly y Bondi. Arrastrando a las mellizas, que querían quedarse más, tuvimos que seguir para nuestro próximo destino, que era Auckland, NZ.

Saliendo para Auckland, Nueva Zelanda

Nueva Zelanda tiene paisajes montañosos con pinares, lagos azules y fiordos que Australia, con toda su belleza, no tiene.

Hay visitantes de todas las edades, pero llama la atención la enorme cantidad de gente joven que viene aquí a trabajar y viajar. Este país se ha convertido en un centro mundial de aventuras.

Geiser en Parque Nacional Rotorua, cerca deAuckland
Subimos a un aparato que tiene un túnel de viento vertical que te sostiene en el aire; las mellizas se tiraron por la ladera de una pequeña montana en una bola transparente y caes girando (Pregunta de padre desubicado: "Por que pagar para caer rodando en la bola si podes bajar perfectamente a pie?").

El extremo de la insanidad mental fue cuando se tiraron de cabeza desde una plataforma a 134 metros de altura sobre un río sujetas de los tobillos por un elástico (bungy jumping) de 3.2 cm de diámetro y 120 metros de largo... 


Bungy Jumping en Nueva Zelanda
Yo tenía fe de que todo iba a ir bien porque veía que todos los que lo hacían volvían, a pesar de todo, con una sonrisa; y lo mismo ocurrió con ellas.

Paseo en kayak cerca de Queenstown, NZ
También anduvimos en kayak y asistimos a un show cultural de los aborígenes se Nueva Zelanda, los maoríes, donde exhibieron baile, canto y artes marciales. 


El haka, por los auténticos maoríes
A Macarena, fanática del rugby, le encantó ver el haka que hacen los All Blacks previo a los partidos representado por los maories mismos.
Practicando el Haka...
Como siempre que viajamos, conocimos mucha gente interesantísima y estamos agradecidos de haber tenido el privilegio de poder venir aquí.

El martes 28 de febrero fue nuestro último día de aventura y emprendimos el regreso a Estados Unidos.

Vista desde la montaña, en Queenstown, NZ
Las mellizas se quedaron algunos días en New Orleans conmigo para recuperarse y luego se volvieron a Buenos Aires para comenzar el último año de la secundaria. Cumplieron 17 años durante el viaje.

Les enviamos muchos cariños a todos los Sbarra y amigos y esperamos verlos pronto.

Eddy.

Nuestro viaje: Brisbane, Cairns, Outback, Sydney, Auckland, Queenstown