(click en las imágenes para ampliarlas)
Barracas es el
barrio porteño que vio crecer a Humberto
Ulises José Sbarra, nuestro abuelo que, ya casado con Ciriaca Moraima Carriquiriborde, dio origen a la “dinastía” de Los
Sbarrita, como dimos en llamarnos en este espacio.
Allí
donde Barracas limita con La Boca y San Telmo, se encuentra uno de los parques
más emblemáticos y hermosos de la geografía porteña, el Parque Lezama, donde
luce en todo su esplendor una de las tres grandes barrancas que marcan el
antiguo margen del Río de la Plata. Las otras dos se encuentran en Plaza
Francia y en las Barrancas de Belgrano.
No
es absurdo suponer, entonces, que cuando el joven Humberto Ulises conoció a la bella Ciriaca Moraima, quien ya se había mudado de Magdalena a Avellaneda
(para recordar detalles de esa historia, que es nuestra historia, click aquí y también click aquí), la haya invitado a pasear por el Parque Lezama.
Si
nos transportamos mentalmente a principios del 1900 -digamos 1904/1906- podemos imaginarnos a la joven pareja con sus
24/25 años, caminando por el parque. Cerramos
los ojos, retrocedemos en el tiempo, y los vemos pasear plácidamente,
conversando sin apuro. Él de riguroso traje
oscuro y sombrero blanco, ella con su vestido largo y un elegante sombrero al
tono.
Bordean
la orilla del lago artificial que por entonces había sobre el lateral del parque que da sobre calle Brasil, y se detienen a contemplar las maravillosas cúpulas del templo de la Iglesia Ortodoxa Rusa, recientemente inaugurado...
Humberto le cuenta -entusiasmado- de su promisorio trabajo en el Ferrocarril
Sud, allí cerquita, en la Casa Amarilla que hoy pertenece al Club Boca Juniors.
Ciriaca -un poco más tímida- lo escucha con atención y luego le cuenta de
su infancia en el campo ‘Las Tunas’, en Magdalena, y de sus hermanos varones,
estudiando en Francia.
Están
cómodos, felices, conociéndose poco a poco, y ajenos a la belleza del parque (o tal vez
influenciados por ella), casi sin darse cuenta… ¡se están enamorando..!
Mejor
los dejamos solos, porque de ese enamoramiento que estamos presenciando, de aquel incipiente amor que recién empezaba a florecer, dependemos los 65 Sbarritas que
vinimos después...
Volvemos al presente... Y allí,
donde hace 100 años se encontraba el lago artificial del Parque Lezama, encontramos hoy un anfiteatro a cielo abierto, que originalmente tuvo tribunas de
madera que fueron luego reemplazadas por instalaciones de cemento revestidas de adoquines.
Sobre
una de las paredes del anfiteatro apareció hace unos días una enigmática leyenda,
con forma de graffiti, que Willie se encargó de fotografiar para nosotros:
¿Es
posible que alguna de estas noches de verano el espíritu del Abuelo Humberto se haya corporizado para
dejarnos ese misterioso mensaje en el mismo exacto lugar donde lo imaginábamos
enamorándose de la Abuela Ciriaca..?
¿O
habrá un Sbarrita porteño -más actual y
más terrenal, graffitero él- que con su
melancólico anuncio quiso expresar su tristeza o tal vez dejarnos un singular acertijo..?
¿Ustedes
qué opinan..? O mejor aún, ¿ustedes que prefieren creer..?
“YO SOY DE OTRA ÉPOCA
DE UNA ÉPOCA QUE NUNCA EXISTIÓ
SBARRA”







