Sobre uno de los laterales de la Plaza Castelli, más precisamente en 65 esquina 25, está emplazada una hermosa y original escultura, obra de Aldo Simonetti.
(click en las imágenes para ampliarlas)
Sin embargo, a medida que uno se desplaza hacia la derecha se observa
que el mapa de Italia se empieza a dividir longitudinalmente porque la mitad de
la izquierda se encuentra en un plano más cercano al observador y la mitad de
la derecha en un plano un poco más alejado.
La perspectiva y el movimiento generan en el observador la sensación
de que Italia “se va partiendo al medio” hasta convertirse en una imagen
irreconocible.
La escultura está emplazada sobre un cuadrado que semeja el plano de
La Plata y refleja de manera impecable
-tanto artística como simbólicamente-
esa angustiosa ambigüedad afectiva que los inmigrantes llaman “el corazón partido”.
La próxima vez que pasemos cerca de 65 y 25 tomémonos
unos minutos para pegarle un vistazo a la obra que Aldo Simonetti -Sbarrita por
adopción- le regaló a nuestra ciudad.
Y cuando caminemos
frente a la escultura y veamos cómo Italia se desgarra en dos, pensemos por un
instante en Giovanni Battista Gabriello
Sbarra, que hace unos 150 años dejó para siempre su casa en Portoferraio,
en la Isla de Elba, para recalar en estas tierras, engendrar al Abuelo Humberto
y sembrar de tal forma una de las dos semillas de las que germinaría nuestra familia.
En algún
escondido rincón de nuestro ADN, todos los Sbarritas llevamos impresa la sensación de angustia y “el
corazón partido” que Giovanni Battista
Gabriello Sbarra seguramente sintió y que Aldo ha sabido plasmar de manera inmejorable.
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Querida familia adoptiva:
Me produjo un sentimiento de sorpresa y profunda emoción,
el comentario sobre el monumento.
Todo surge cuando mis paisanos me piden que haga un
monumento a nuestra comunidad, que en el barrio
del Seminario ha desarrollado una obra importante,
denominada Centro
Cultural Bivongesi (el nombre del pueblo).
Al día de hoy tiene un Jardín de Infantes, Escuela Primaria
y Secundaria bilingües.
Para poder responder a las expectativas
de mis coterráneos,
necesité encontrar un argumento verbal convincente y después
ver cómo se podía transformar en argumento material
comunicacional.
Les dije que cuando un Bivongese emigra desde su patria,
llega al puerto de Buenos Aires como un ser
fraccionado, partido en dos. Tiene
el cuerpo apoyado en la Argentina y el corazón, los afectos y todo lo que uno
es (los recuerdos) anclados en el pueblo.
Este Ser es recibido por la
ciudad de La Plata con gran generosidad y en ella poco a poco se van cicatrizando sus heridas, los nuevos afectos y amores lo
vuelven a completar como individuo en plenitud.
El discurso
verbal se concreta tomando una lámina
de hierro en la cual viene calada la forma de Italia (que
nos representa más
ampliamente) partida en dos pedazos y
enclavada en un plano que representa la ciudad, que
los recibe tan generosamente como entonces.
Las dos láminas
están separadas ochenta centímetros,
distancia que permite que un cuerpo nuevo las pueda atravesar.
Otra premisa de la obra es que
sea dinámica, cambiante y este cambio lo produce el observador con su
recorrido.
Cuando la obra se inauguró, recibí el honorario más
caro que haya cobrado en mi vida profesional: un viejo paisano la miraba inmóvil
con el rostro surcado por lágrimas.
Me había entendido.
Aldo











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